COBERTURA #53Locales

Lo aconsejable sería retrotraer la regulación hacia antes del 2011

El parche de adecuar en algo un patrimonio per se insuficiente deja a la mayoría de las partes insatisfechas, dice Guillermo Pastore, autor de esta nota. Se debería rever la norma eliminando la barrera para operar libremente desde el exterior.

Los conceptos que regularon el reaseguro en 2011 fueron impulsados por ideología, falta de experiencia y exiguo conocimiento del funcionamiento de una herramienta esencial para salvaguardar la solvencia de un sistema. Los argumentos por los cuales se implementó la normativa de reaseguro vigente fueron fútiles y sin basamento técnico, no sólo nada aportó si no que le restó solvencia, encareció y burocratizo un sistema que funciono adecuadamente por dos décadas. De los actuales 27 reaseguradores locales de objeto especifico, 20 son principalmente alimentados por sus propios grupos económicos, 3 son extranjeros que operaron desde hace tiempo como «admitidos» y sólo 4 podrían ser considerados independientes locales, aunque sólo aglutinan un porcentaje mínimo de la cesión del país.

En nuestro mercado local donde la sumatoria de su capitalización es irrelevante comparada con estándares mundiales, genera que los reaseguradores domésticos debido a lo exiguo de sus patrimonios en contrapartida con lo que deben cubrir, retrocesionen la casi totalidad del negocio suscripto. En la actualidad el reasegurador que legalmente ampara la solvencia de una aseguradora, en un altísimo porcentaje, posee menos capital que a quien pretende proteger.

Por el riesgo soberano argentino sus reaseguradores locales no pudieron aceptar negocios de otras latitudes contraviniendo un principio básico de dispersión de cartera. En cuanto a inversiones, las mínimas existentes salieron en gran medida de grupos aseguradores locales que fundaron su propio reasegurador para diligenciar negocios con el exterior. El objetivo de crear un verdadero mercado nunca prosperó.

El reaseguro es un negocio de capital intensivo, diversidad de carteras y territorios en la suscripción, necesidad de experiencias transnacionales y profesionales multidisciplinarios radicados internacionalmente. Claramente el modelo local no satisfizo ninguna de las necesidades expuestas.

Las estadísticas oficiales no muestran la realidad del mercado dado que por motivos que

se desconocen no se publican los montos de retrocesión, cifra fundamental para conocer el verdadero porcentaje de cesión, por ende aún hoy día seguimos sumidos en la ignorancia de lo que equivalen los indicadores para entender decisiones y posturas.

MULTIPLICAN. La SSN ha reaccionado a la evidente falta de capitalización de las reaseguradoras locales con un plan gradual para cumplimentar las nuevas exigencias, que multiplican por 10 el patrimonio en poco más de un año, debiendo acreditar un capital mínimo que surja del mayor de dos parámetros: un capital mínimo no inferior a 300 millones de pesos (antes eran de 30 millones); y un monto que surge en función a las primas y recargos. También se establece que las aseguradoras podrán efectuar operaciones de reaseguro activo hasta el 10% del total de primas de seguros directos, calculado al cierre de cada ejercicio económico.

El Régimen de Adecuación Gradual de Capitales Mínimos es: 60 millones de pesos al 31 de diciembre de 2016; 130 millones al 31 de marzo de 2017; 200 millones al 30 de junio de 2017; y 300 millones de pesos al 30 de septiembre de 2017. Se acepta para el cómputo de capitales mínimos, a partir de los estados contables cerrados al 31 de diciembre de 2016, la Reserva de estabilización, para cada ramo, a fin de atender los excesos de siniestralidad.

Si bien la reacción del organismo de contralor es loable y tiende hacia un mercado algo más solvente, la realidad es que en el idílico escenario que todos los locales quisiesen y pudiesen aumentar sus capitales, no involucraría un mercado real de reaseguros, dado que tampoco se acercaría mínimamente a lo que sucede en el mundo en cuanto a patrimonio, dispersión de cartera, oferta de productos, tecnología, etc.

El riesgo crediticio persiste independientemente de una pequeña dosis de capital adicional; podría haber sucedido o suceder que pagos a los locales en moneda del país para hacer frente posteriormente a la cancelación de la retrocesión en moneda dura, sufra en el ínterin un desfasaje del tipo de cambio y no alcance para abonar las garantías de pago comprometiendo severamente al local y a las aseguradoras que pretende cubrir.

Lo aconsejable sería retrotraer la regulación hacia antes del 2011 volviendo a las bases, de esta forma se obtendría mayor oferta de operadores y productos, baja del precio debido a la no necesidad de un pago injustificado de fronting local, mayor agilidad en cotizaciones y colocaciones, mas expeditos cobros y pagos y probablemente inversiones reales.

El reaseguro local podría seguir existiendo pero no como una obligación si no como una alternativa donde las aseguradoras pueden optar libremente por su utilización si es que su solvencia, precios, productos y servicios son los adecuados, redundando todo lo definido en beneficio y defensa del asegurado

Si existe un fundado deseo de mayor retención nacional aún, las aseguradoras, con mayor encaje de primas y capitalización que los reaseguradores locales existentes, podrían sin inconvenientes co-asegurar en un pool para dar cobertura a riesgos de envergadura colocando los excedentes de esa retención en forma directa con el exterior. De esta forma sería mucho más transparente la relación de solvencia.

Efectuando un análisis pormenorizado de la sumatoria del Patrimonio Neto y la Reserva de Estabilización de todo el mercado local, que involucran 25 instituciones operando, al 31 de marzo del corriente arribamos a algo más de 200 millones de dólares, el equivalente a un solo reasegurador mundial pequeño. El reasegurador que mayor

patrimonio detenta es de casi 22 millones de dólares, el que menos algo más de 2,6 millones y el promedio levemente superior a 8 millones.

El «parche» de adecuar en algo un patrimonio per se insuficiente deja a la mayoría de las partes insatisfechas, dado que los locales estiman como alto el incremento y el mundo real no considera como serio un mercado inventado con fines políticos sin sustentos técnicos. Como considerado se debería rever la norma eliminando la barrera para operar libremente desde el exterior, dándole al local eventualmente un año de reserva de mercado no mayor al 40% a efectos que se readecuen sus estructuras y programen como administrar un poco significativo run off, en el caso que alguien estime que el negocio es rentable y deseen continuar operando sin el blindaje estatal.

Consultados varios operadores cuando efectúan el costo de oportunidad resultante del aumento de capital más el gasto de estructura versus el fee por fronting que se obtiene en el mayor porcentaje del propio negocio, las cifras no cierran. Es claro que deberá el organismo de contralor emitir una resolución que complemente la del mero incremento de patrimonio para que los operadores puedan planificar y tomar el camino más racional para propios y ajenos.

Escribe Guillermo Pastore guillermo.pastore@specialdivisionre.com

El autor es CEO de Special Division Reinsurance Brokers.

Publicado el 19/9/2016

Fuente: Estrategas