Gestión de los riesgos de mercancías durante el brote de COVID-19
El impacto del virus de la COVID-19 y las medidas adoptadas por gobiernos y autoridades
para combatir su propagación están afectando a empresas de todo tipo y en todo el mundo.
Se trata, principal y fundamentalmente, de una crisis humanitaria. La prioridad es proteger la salud, la seguridad y la vida. Aunque las medidas adoptadas por los gobiernos
para tratar de contener la propagación del virus varían según el país, todas tienen el mismo objetivo: proporcionar la máxima seguridad posible a las personas y detener la
transmisión del virus.
Empresas y particulares buscan nuevas formas de trabajo que les permitan seguir operando con la mayor seguridad posible. La salud y la seguridad de los empleados, la gestión de la crisis, la continuidad empresarial y la comunicación son aspectos clave.
Todos los elementos de la cadena de suministro se ven afectados por las restricciones al movimiento de personas y mercancías que han impuesto los distintos gobiernos para tratar de frenar la propagación del COVID-19. Muchas fábricas han cerrado o han reducido drásticamente su producción. Se han retrasado o incluso cancelado entregas por las dificultades para transportar bienes con la rapidez habitual.
En algunos casos, puede que la mercancía haya sufrido daños; en especial, si se trata de
bienes perecederos.
Es posible que nuestros clientes se enfrenten a pérdidas por interrupción del negocio o sanciones contractuales simplemente por el hecho de que la mercancía no puede
transportarse tan rápidamente o de la forma en que se hacía antes de que comenzase a propagarse el virus.
Vivimos tiempos llenos de desafíos, pero la prevención ante la pérdida de mercancías nunca se detiene. Podemos ofrecer una amplia gama de capacidades contactando en
remoto que nos permiten recopilar información y elaborar recomendaciones para los clientes, incluso en aquellos casos en los que no es posible el análisis físico.
Gestionar la nueva normalidad
El cierre de algunas fronteras nacionales y la drástica reducción del transporte significa que el volumen —y el valor— del stock que espera en almacenes u otras instalaciones de
almacenamiento puede haber aumentado sustancialmente. En algunos casos, se necesitan centros de almacenamiento adicionales para asumir este aumento del volumen
de stock.
Los clientes que se encuentren en esta situación deberían supervisar la cadena de suministro e identificar aquellas áreas en las que podría detenerse el movimiento de bienes. Deberían evaluar el valor de los bienes que tendrán que almacenarse, ya sea durante el transporte o en su destino previsto. También deberían recopilar información.
sobre la instalación de almacenamiento en la que se guardan los bienes y ponerse en contacto con su aseguradora a fin de evaluar el riesgo.
El cierre para el personal de algunas instalaciones, como almacenes o centros logísticos,es también un motivo de preocupación para muchas empresas con bienes almacenados.
De nuevo, hay distintos pasos que pueden emprender las empresas para garantizar que sus bienes se guarden de forma segura a pesar de la reducción de personal. Por ejemplo,deberían asegurarse de que existan sistemas de protección en funcionamiento las veinticuatro horas. Deberían comprobar que las instalaciones dispongan de alarmas
contra intrusos y, cuando corresponda, vigilantes. Debe revisarse también la integridad de los sistemas de detección de incendios, mientras que el suministro de energía debe seguir siendo ininterrumpido. Los ingenieros de riesgos pueden ofrecer una evaluación en remoto para tranquilizar a sus clientes.
Otro efecto de las restricciones en el transporte de bienes es el hecho de que, en algunos casos, los bienes blandos o perecederos deben almacenarse durante más tiempo que el
de costumbre. Si eso sucede, los clientes deberían realizar revisiones adicionales de los productos y asegurarse de que la temperatura y la humedad de la instalación de
almacenamiento sean las adecuadas, que exista control de plagas y que el empaquetado de los bienes se realice conforme al estándar apropiado.
Cambios en el transporte
Muchas empresas están experimentando las consecuencias de una reducción drástica de los vuelos. Alrededor del 60 % de los fletes de mercancías por vía aérea en todo el mundo
al año se transporta en aviones de pasajeros. Con algunas flotas en tierra y con la enorme reducción de los vuelos de pasajeros en las últimas semanas, esos transportes ya no son
posibles. Sencillamente, no hay suficientes aviones de mercancías operando para cubrir el volumen de envíos habitual.
Si este es un motivo de preocupación para la empresa, se pueden adoptar distintas medidas. En primer lugar, deberían identificar qué bienes pueden verse perjudicados por
un retraso en el transporte y tratar de garantizar que se guarden en condiciones de almacenamiento temporal adecuadas. Por ejemplo, es posible que precisen de una
instalación con temperatura controlada.
También pueden solicitar a su transportista que busque rutas alternativas para el transporte de sus bienes. Por ejemplo, en los últimos días algunas aerolíneas han propuesto que los vuelos en un principio previstos como vuelos comerciales de pasajeros pasen a transportar mercancías en determinadas rutas.
El transporte marítimo también se ha visto afectado por los cambios impuestos por la respuesta internacional al COVID-19.
Una consecuencia especialmente relevante es el cese de actividades en los astilleros de China. Esto provocará un retraso en la renovación de embarcaciones a la hora de cumplir con los límites para las emisiones de azufre de la Organización Marítima Internacional. Es probable que muchas embarcaciones no puedan utilizarse durante algún tiempo. Significa también que podrían cancelarse las revisiones en dique seco de algunas embarcaciones.
Los clientes deben tener en cuenta estos factores antes de fletar nuevas embarcaciones y asegurarse de que estas cumplan con las normativas internacionales. De nuevo, los
ingenieros de riesgos pueden proporcionar evaluaciones remotas que permitan a los clientes estar tranquilos con la elección de la embarcación y con el cumplimiento de las
normativas y directrices de seguridad.
Roturas en la cadena de suministro
En algunos casos, los transportistas o transitarios pueden provocar retrasos o interrupciones en la cadena de suministro. En este caso, recomendamos a los clientes que
comprueben la redacción de su cláusula de Fuerza mayor para prepararse ante futuras discusiones sobre la responsabilidad.
Muchos clientes buscarán nuevos transportistas para mantener su cadena de suministro.
Es importante aplicar el mismo rigor que antes de la crisis a la hora de evaluar la seguridad operativa y los estándares de seguridad de los nuevos proveedores logísticos.
Vivimos circunstancias sin precedentes. La crisis se ha extendido por distintos países, y empresas de todos los sectores tratan de adaptarse a las circunstancias cambiantes para seguir operativas mientras protegen la salud de sus empleados y clientes.
Los grandes problemas para la cadena de suministro del pasado reciente, como el terremoto y el tsunami de 2011 en Japón, nos enseñaron valiosas lecciones y nos
proporcionaron una excelente información sobre cómo gestionar este tipo de crisis.
Ciertamente, ahora la escala es distinta, es global.
FUENTE: AXA XL
Photo by KOBU Agency on Unsplash