COBERTURA #88Destacados

Incendio de baterías de litio

Los incendios de baterías de iones de litio pueden tener varios orígenes, que , usualmente, incluyen daños físicos y eléctricos, exposición a temperaturas extremas o defectos del producto.

Estos incendios son particularmente peligrosos por el calor, el humo, la liberación de gases tóxicos y el potencial de explosión que provocan.

Para evitar un incendio en la carga de algún dispositivo/artefacto que contenga una batería de iones de litio, se deberán utilizar, únicamente, equipos de carga diseñados específicamente para el dispositivo en cuestión. 

No se deberá autilizar cualquier dispositivo con batería de iones de litio que presente signos de deterioro, como olores extraños, calor excesivo, sonidos de estallido, hinchazón o cambios de color.

El lugar más seguro para la carga de vehículos, de monopatines y de bicicletas eléctricos es al aire libre, lejos de estructuras o de cerramientos y de la luz solar directa.

No se deberán almacenar baterías en lugares extremadamente fríos o cálidos, o donde bloqueen la única salida de una habitación.

Las baterías de iones de litio y los dispositivos que las contienen no deben ser desechados con los residuos domésticos, dado el riesgo de incendio durante el transporte o en un vertedero o en un centro de reciclaje. Deben ser llevados directamente a los puntos de reciclaje o de recolección de residuos peligrosos al momento de ser descartados. 

Este tipo de  batería es casi inevitable en los hogares modernos: teléfonos inteligentes,  computadoras portátiles y vehículos eléctricos. Estas baterías se encuentran en una cantidad cada vez mayor de dispositivos, y es importante la compresión de los riesgos únicos que representan. 

Los vehículos eléctricos se han convertido en una opción popular para muchos, y si bien los datos demuestran que no conllevar necesariamente un mayor riesgo de incendio que sus homólogos a combustión, el tipo de riesgo es único.

Los incendios provocados por baterías de iones de litio se deben a un proceso químico producido al momento en que una célula de la batería sufre un daño/una falla (por ejemplo, por calor, aplastamiento, penetración o sobrecarga), que genera calor y gases tóxicos e inflamables. El calor acelera estas reacciones, produciendo una mayor cantidad de calor y de gases. Con la acumulación de calor al punto en que ya no puede disiparse a los alrededores de la célula, comienza la afectación de las células cercanas. 

Ante una generación de calor autosostenida, se libera energía, lo cual se convierte en mayor calor. Si no es controlada, provoca la ignición.

Los estudios muestran la generación de algo más de 500 incendios relacionados con las baterías de vehículos eléctricos ligeros en todo el mundo entre 2010 y finales de junio de 2024. A principios de 2024, existían, aproximadamente. 40 millones de vehículos eléctricos en circulación, lo que sitúa el índice de incendios en torno a 1 de cada 100.000.

En comparación, en Estados Unidos se produjeron unos 117.370 incendios al año entre 2013 y 2017. Según estimaciones de la Asociación Nacional de Protección contra Incendios, se produce un incendio de vehículo cada 18 millones de kilómetros recorridos, lo que supone una frecuencia siete veces superior a la de los vehículos a combustión.

FUENTE: www.propertycasualty360.com