COBERTURA #78Interés General

Masculinidad y corresponsabilidad en el trabajo

En el segundo encuentro del ciclo de CHARLAS FEMS, organizado por el Foro Ejecutivo de Mujeres en Seguros, Sebastián Fonseca, sociólogo, especialista en enfoque de género y masculinidades, aborda la perspectiva de género y diversidad en espacios laborales y los beneficios que trae consigo la promoción de la diversidad en los equipos de trabajo, que van desde un aumento en la creatividad y la innovación hasta un mayor compromiso y satisfacción de las personas empleadas.

Lo primero que hay que decir es que el enfoque de género no es la visión “femenina” del mundo, sino que es una mirada crítica sobre la realidad social que entiende que existen desigualdades y que deben abordarse partiendo de analizar cómo estas desigualdades son construidas y sostenidas.

El experto sostiene que una de las principales dificultades por las que las empresas no pueden avanzar hacia la igualdad de género son los sesgos, esas creencias profundamente arraigadas en todas las personas que interfieren en la forma en que percibimos el entorno.

“Si bien los sesgos no pueden ser eliminados, sí deben ser identificados y visibilizados para que no interfieran de manera radical en la toma de decisiones. La única manera que tenemos de minimizar la interferencia de los sesgos es haciéndolos conscientes”, sostiene Fonseca y propone, para ello, hacer el esfuerzo adicional (personal y profesional) de entender el origen de los sesgos que se da en el modelo cultural tradicional.

ROLES DE GÉNERO. Tal vez sea imprescindible empezar por entender que existen roles o papeles de género. Desde el esquema de pensamiento binario que domina nuestra percepción, todavía hoy persisten actividades y formas de actuar, hablar y sentir que se asocian culturalmente a lo masculino o a lo femenino. Nótese la palabra culturalmente; es relevante porque los roles de género no son naturales, sino que se trata de construcciones culturales que reproducimos socialmente. Así, durante nuestro desarrollo como personas aprendemos que, por un lado, los varones deben ser fuertes, intrépidos y valientes; y por el otro, las mujeres deben ser frágiles, retraídas y miedosas. Por eso, se espera que los varones se dediquen a dirigir, mandar y gobernar, y las mujeres a obedecer, acompañar y cuidar a las demás personas. El enfoque de género, entonces, es reconocer que una cosa es la diferencia sexual y otra cosa son las atribuciones, ideas, representaciones y prescripciones sociales que se construyen tomando como referencia a esa diferencia sexual”, conceptualiza el experto y agrega: “El pensamiento binario sexista opera como un esencialismo, ya que busca adjudicar las diferencias, que son producto de nuestra historia social, a la biología. Es la misma operación mental que hace el pensamiento racista”.

Las personas nos modelamos en sociedad, primero en casa con la familia y luego en la calle, en la escuela, en la universidad, en el trabajo. En ese marco, la masculinidad es una identidad de género: los varones aprenden a ser varones a partir de lo que se supone que se espera de ellos. “La masculinidad es una construcción cultural que está altamente institucionalizada que fundamentalmente tiene la función de normativizar y que funciona como un dispositivo de poder. Una idea fuerza que sirve para conceptualizar esto es que la masculinidad tradicional es la identidad privilegiada en el sistema de relaciones de poder. Estamos programados para cumplir con los mandatos de proveer, procrear, ser heterosexuales, valientes y fuertes, por nombrar algunos”, señala Fonseca.

IMPACTO. Todas estas ideas que sostenemos nos condicionan para ver el entorno de determinada manera. El especialista que dio la CHARLA FEMS organizada por el Foro Ejecutivo de Mujeres en Seguros se centró algunas de las consecuencias que esto tiene esta configuración sexista de la sociedad:

Salud: Siguiendo los mandatos de masculinidad, los varones se ponen en riesgo en muchas oportunidades. En la adolescencia es donde más competencias se llevan adelante para validar la etiqueta de varón. Carreras de autos, consumo excesivo de sustancias, peleas entre diferentes grupos. La violencia como forma de relacionarse. “La formación en género en el sentido de la masculinidad tradicional, el pensamiento machista, es un factor de riesgo a la hora de analizar cuestiones relacionadas con la salud pública. Hablamos de violencia de los varones contra sí mismos y contra otras personas, y de afecciones de salud física y mental”, dice Fonseca.

Uso del tiempo: Según la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo que realizó el INDEC en 2022, las mujeres dedican el doble del tiempo que los varones al trabajo doméstico y de cuidado. Esto tiene sustento en la asignación cultural de roles de género.

Inclusión y participación laboral:  La Encuesta de Género y Diversidad del Mercado Asegurador realizada recientemente por la Superintendencia de Seguros de la Nación indica que en el sector asegurador las mujeres ocupan mayormente puestos de asistencia y los varones puestos de coordinación y gerenciales. Tan sólo 1 de cada 10 de las entidades poseen mesa, área o sector de género, y apenas 3 de cada 10 de las entidades dictan capacitaciones con perspectiva de género. En materia de cuidados y licencias, sólo 2 de cada 10 compañías ofrecen incorporación paulatina luego de un embarazo, apenas 3 de cada 10 poseen lactario y solo tiene un jardín maternal. Al mismo tiempo, menos de 2 de cada 10 ofrecen licencia extendida por paternidad. Se observa, en este punto, que los varones no se toman esas licencias cuando las tienen disponibles.

BUENAS PRÁCTICAS. Hay mucho por hacer para empezar a corregir estos impactos. Desde FEMS se acercan constantemente buenas prácticas para las organizaciones del sector asegurador que aportan a motorizar el cambio cultural que propone el enfoque de género y diversidad en espacios laborales. En esta línea, Fonseca acercó nuevas ideas en la CHARLA FEMS.

Primero les habla a las personas: qué podemos hacer las personas. En primer lugar, como ya se dijo, reconocer que todas tenemos sesgos, que no podemos eliminarlos, pero sí aceptarlos. “Aceptar que tenemos sesgos puede ayudar a abordar los propios prejuicios y evitar que condicionen tanto nuestras decisiones”, explica el especialista. Al mismo tiempo, propone tomar decisiones en grupo. “Conversar con otras personas es la mejor vía para poner en jaque nuestras creencias profundas. Está demostrado que los grupos más productivos son los más diversos”, remarca. Adicionalmente, capacitarnos de forma permanente para evitar prejuicios y tomar decisiones más fundamentadas.

Para hablarles a las empresas, por otro parte, el especialista apela a las recomendaciones elaboradas por el Programa Nacional Igualar, del Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad. “Podemos considerar al menos 10 dimensiones para observar nuestro propio ámbito laboral para ir hacia espacios de trabajo más equitativos e igualitarios. En primer lugar, es indispensable el compromiso organizacional, la revisión de las prácticas y comportamientos, de los reglamentos y políticas. Se puede hacer un repaso sobre cómo se están abordando la inclusión y la participación laboral, qué sesgos y estereotipos están limitando la accesibilidad equitativa las oportunidades dentro de la empresa, incluso en materia de participación salarial. Además, se pueden generar actividades enfocadas a la sensibilización y capacitación en temas de género y diversidad”, repasa Fonseca.

Las empresas también pueden gestionar la corresponsabilidad habilitando herramientas que les permitan a las personas equilibrar de forma equitativa el trabajo y las tareas de cuidado. Esto se aborda desde la gestión del trabajo de cuidado y licencias. Trabajar sobre una comunicación con perspectiva de género y diversidad es un punto clave, al igual que la generación de espacios inclusivos y de intercambio. “Finalmente, los esfuerzo en prevención de las violencias por motivos de género se pueden materializar concretamente por medio de protocolos y políticas institucionales, y también mediante la creación y formalización de áreas específicas que estén enfocadas exclusivamente a género y diversidad”.

FUENTE: www.revistaestrategas.com.ar