Liderazgo de la resiliencia al cambio climático
Las consecuencias del cambio climático parecen empeorar, por lo cual el enfrentamiento de los retos del calentamiento global es cada vez más urgente.
Se deberán considerar a las inundaciones generacionales del verano europeo y a los huracanes que azotaron a los Estados Unidos. Asimismo, la temporada de tifones de invierno en el hemisferio sur ha comenzado con intensidad.
Con la evolución drástica del clima, las aseguradoras deben enfocarse en la promoción de la resiliencia, de la educación de los consumidores y de una mayor sostenibilidad económica y de las infraestructuras, en medio de riesgos cada vez mayores. Históricamente, las aseguradoras han actuado como meras redes de seguridad. Actualmente, se encuentran preparadas para convertirse en actores clave en la mitigación de los riesgos de un entorno de rápido cambio.
He aquí por qué -y cómo- las aseguradoras deben reposicionarse en la medida en que aumentan los retos climáticos.
Riesgos crecientes
Las catástrofes relacionadas con el clima afectan a poblaciones muy numerosas, más allá de las de los Estados Unidos, donde huracanes sin precedentes azotaron la costa sudoriental. Europa es el continente de más rápido calentamiento a nivel global, y los riesgos climáticos amenazan la energía, la seguridad alimentaria, las infraestructuras y los recursos hídricos, entre otros.
Este año, Europa central ha sufrido inundaciones devastadoras, la segunda vez en sólo 27 años, un duro recordatorio de la aceleración del ciclo de fenómenos meteorológicos extremos y de la forma en que la frecuencia de dichos fenómenos ha superado a la de los históricos.
Desafortunadamente, los fenómenos climáticos más frecuentes y graves ya no son excepcionales, sino que se han convertido en la norma. Las evaluaciones de riesgos deben evolucionar para el reflejo de estas realidades, teniendo en cuenta los cambios demográficos, los patrones de vivienda y las tendencias migratorias.
Evaluación del riesgo y fijación de precios
Tradicionalmente, en su evaluación del riesgo de catástrofes naturales, las aseguradoras debían tener en cuenta la incertidumbre relativa de los fenómenos meteorológicos extremos. Pero a medida que estos fenómenos, antes anómalos, crecen en escala y en frecuencia, las aseguradoras deben ajustar sus modelos de evaluación de riesgos para el tratamiento de dichos fenómenos como una regla, y no como la excepción previa, si esperan un mantenimiento de la exactitud de los precios.
Los factores más críticos son la evaluación del riesgo y la tarificación, las principales herramientas utilizadas por las aseguradoras para la gestión de la incertidumbre. Las aseguradoras pueden mitigar los riesgos, ofreciendo a los asegurados una propuesta del tipo «… si adoptas X práctica segura, tu prima se reduce un Y%».
Pero un equilibrio en los objetivos de crecimiento con modelos de tarificación sostenibles puede no ser fácil para las aseguradoras. Los objetivos de crecimiento, muy frecuentemente, hacen que las aseguradoras pasen por alto las consecuencias al largo plazo de la escalada de los riesgos, como el aumento del riesgo de inundaciones y de otras catástrofes naturales.
De hecho, los modelos tradicionales de inundaciones se encuentran basados en datos actuales y pasados, no obstante presentan dificultades para la predicción del futuro. En su lugar, deben incorporar modelos climáticos de conjunto, una colección de múltiples simulaciones climáticas predictivas realizadas con diferentes condiciones iniciales para la proporción de una comprensión más sólida y variable del comportamiento climático futuro.
En las regiones más desarrolladas, las aseguradoras disponen de mejores herramientas para la predicción de las inundaciones, de las marejadas y de los incendios forestales. No obstante, deberían utilizarse para una mejor identificación y gestión de los riesgos, contribuyendo, en última instancia, a la resiliencia de las comunidades y a la estabilidad económica.
Compartir datos en colaboración
Una de las claves para la mitigación del riesgo reside en el intercambio de datos, no sólo entre aseguradoras, sino también con gobiernos, con ingenieros, con urbanistas y con profesionales de la construcción. Cuantos más actores conozcan los datos pertinentes, mejor podrán colaborar para la predicción de los resultados y para la garantía de prácticas más seguras.
Un mayor intercambio de datos también refuerza la educación del consumidor: contar con la capacidad de brindar a los consumidores información sobre los costos reales de los seguros, ayudará a tomar decisiones informadas sobre dónde y cómo construir.
Mediante la creación de un sistema de evaluación de riesgos transparente y comparativo -similar a las calificaciones de eficiencia energética de los electrodomésticos o a los certificados energéticos de las viviendas-, los consumidores podrán tomar decisiones mejores y más informadas sobre los riesgos asumidos al comprar o al construir un inmueble.
Liberar el poder de los datos
Las aseguradoras cuentan con una oportunidad de oro para el aprovechamiento de sus datos únicos en la construcción de una economía más sostenible y resiliente. Con la información completa sobre riesgos, las partes interesadas -desde los gobiernos hasta las empresas de construcción- podrán colaborar para la creación de comunidades más resilientes.
Desbloqueando sus datos, las aseguradoras no sólo facilitan mejores prácticas de construcción, sino también un crecimiento sostenible al largo plazo en entornos urbanos y rurales.
Asegurar un mundo con problemas climáticos
El futuro de los seguros será algo más que la mera gestión de riesgos: los actores más competitivos serán los que lleven la antorcha de la resiliencia climática y de la sostenibilidad.
Adoptando modelos predictivos más inteligentes, educando a sus consumidores sobre los efectos del cambio climático en la evaluación de riesgos y colaborando con gobiernos, constructores y otras aseguradoras, el sector de seguros puede contribuir en la creación de un mundo con mayor seguridad.
FUENTE: www.propertycasualty360.com