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La ola de calor del Reino Unido muestra el peligro de los fenómenos extremos

Las catástrofes naturales causaron pérdidas mundiales de 65.000 millones de dólares en el primer semestre de 2022, según un nuevo informe de Munich Re de mediados de año. Esta cifra incluye las pérdidas derivadas de las graves inundaciones en Australia, los devastadores terremotos en Afganistán y Japón, los tornados en Estados Unidos y el intenso calor y la sequía en algunas zonas de Europa, entre otras catástrofes naturales. En cuanto al costo humano, Munich Re informa 4.300 fallecimientos de personas en el primer semestre del año.

En algunas zonas de Inglaterra, se observan los efectos del calor sin precedentes, con temperaturas que superan los 40 grados Celsius, o 104 grados Fahrenheit. Aunque el Reino Unido no es ajeno a las olas de calor ocasionales, esta ha sido excepcional. Según Ernst Rauch, jefe de la Unidad de Soluciones Climáticas de Munich Re, gracias al cambio climático, es de esperar que los fenómenos meteorológicos excepcionales sean más frecuentes.

El aumento de las temperaturas en el Reino Unido no ha sido paulatino, explicó Rauch en una entrevista con Property Casualty 360. Esto demuestra de que los 1,2 grados centígrados calculados como aumento de la temperatura total de la Tierra en los últimos 100 años, no son insignificantes.

Lo bueno de la situación actual en el Reino Unido es que ha puesto de manifiesto el aprendizaje de los países europeos de situaciones pasadas similares; en particular, de la ola de calor de 2003, durante la cual murieron cerca de 70.000 personas.

Aunque en esta oportunidad el número de fallecimientos ha sido menor, sigue habiendo muchas pérdidas, sobre todo debido a la sequía. La situación es tan grave que, el 5 de julio, Italia declaró el estado de emergencia en las zonas cercanas al río Po.

El Po, el río más largo de Italia, ha bajado a niveles récord gracias a la peor sequía que ha vivido la zona en 70 años, y se ha secado lo suficiente en algunas zonas como para dejar expuestas grandes extensiones de arena, según la Agencia Espacial Europea.

En 2018, una sequía similar afectó al Rin, con descenso a niveles que afectaron el transporte y la industria.

Sin embargo, estos fenómenos extremos no se limitan al verano. Según el informe de Munich Re, las tormentas de invierno -sobre todo en febrero de 2022- que azotaron el norte y el noreste de Europa con vientos huracanados, causaron pérdidas por alrededor de 5.200 millones de dólares, especialmente en Irlanda, Inglaterra, partes de Bélgica, Países Bajos, Alemania y la costa del Báltico.

Entre los veranos secos y los inviernos húmedos, el total de las precipitaciones anuales se ha mantenido estable, pero este equilibrio no augura nada bueno para los países europeos.

«Esta tendencia está muy en línea con lo que la ciencia -el IPPC, pero también los estudios locales- ha anticipado», dijo Rauch. «La tendencia de disminución de precipitaciones estivales es a largo plazo, así como también el aumento De esta manera, las cantidades estivales de lluvia están disminuyendo. Es una tendencia a largo plazo. En realidad, las precipitaciones invernales aumentan en muchas partes de Europa, no mucho pero sí un poco, así que lo interesante es que, si se observan las cantidades totales de precipitaciones anuales, no han cambiado mucho en toda Europa. La distribución a través de las estaciones ha cambiado. Llueve más en invierno, y menos en verano… de esta forma, aparece este problema con los ríos y, para los agricultores, esto es un de factor de estrés desde hace años

FUENTE: www.propertycasualty360.com