La importancia del dato
N.E. «El dato y su tratamiento es estratégico para cualquier sector, también para el seguro como lo demuestran los resultados del VI barómetro de ICEA sobre big data y su tratamiento publicado en septiembre 2021″. Así lo comentaba Carlos Biurrun en uno de sus últimos artículos «La importancia del dato y su buen uso». En esta misma línea, nos encontramos el 6º informe «Insurtech Global Outlook 2022» publicado recientemente por NTT DATA. Un informe que refleja que el 61% de las aseguradoras están utilizando el IoT, permitiendo nuevas oportunidades de negocio, integrando nuevos conjuntos de datos para mejorar el nivel de riesgo actual y la prevención de riesgos, rastreando el comportamiento de los clientes e incentivando cambios en sus comportamientos»
«La tecnología nos permite trabajar en un entorno más dinámico, seguro y eficiente. Hacia allí es por donde todos queremos caminar».
El creciente desarrollo tecnológico, la globalización de los mercados y de la economía están cambiando profundamente el entorno de las organizaciones. Esa situación de cambio es una prueba esencial de la incorporación progresiva en las empresas de los actuales avances en materia de tecnología, telecomunicaciones e incluso robótica.
Hoy en día, la tecnología es capaz de tener presencia donde antes no estaba y gracias al desarrollo de los smartphones, por ejemplo, hoy somos capaces de recoger casi todos los datos de un individuo desde que se levanta hasta que se acuesta. ¿Pero qué ha cambiado para que hoy podamos hablar de recoger todos estos datos? Pues tres cosas: la primera es que la tecnología cada vez es más sofisticada, de un tamaño menor e incluso se ha producido una deflación de precios. Pongamos, como ejemplo, el caso de los televisores: cada vez son más baratos, mejores y con tecnología más potente con chips cada vez más pequeños. El segundo cambio hace referencia a los sistemas de comunicación, que cada vez son más baratos e incluso hay sistemas de comunicaciones que hoy en día son gratis o que no alteran la ecuación del análisis para un negocio de recogida de datos en tiempo real (determinadas fuentes de wifi en determinados puntos de acceso, como, por ejemplo, un vehículo con un sistema de datos incorporado). El tercer elemento se asienta en el procesamiento y almacenamiento de grandes cantidades de datos, cada vez a un precio más razonable e incluso pagando sólo por lo que se usa. Quizá el ejemplo más sencillo sea el de imaginar que antes sólo el Ministerio de Hacienda era capaz de disponer de ordenadores suficientemente potentes como para gestionar y procesar todos nuestros datos fiscales. En cambio, a día de hoy, a través de un cloud, podemos acceder a grandes infraestructuras para almacenar, procesar y gestionar grandes cantidades de datos, como decíamos, a precios muy razonables.
Todos estos avances son muy útiles, ya que ahora somos capaces de procesar datos, para luego generar información. Tener la capacidad de trabajar datos estructurados es sencillo. Los datos de una hoja de Excel, por ejemplo. Cada uno en su lugar. Parece sencillo. Por el contrario, trabajar datos desestructurados (imágenes de video, comentarios en una red social, fotos con mensajes, grabaciones de cámaras de seguridad o video-peritaciones…) no es tan sencillo y eso nos acerca al mundo del Big Data. Cabría pensar que la denominación de “Big Data” hace referencia únicamente al manejo de una gran cantidad de datos, pero es más relevante la variedad que la cantidad. Pensemos en almacenar comentarios de una grabación de un video. No parece tan intuitivo almacenar esa información. Por eso decimos que los sistemas de almacenamiento se han tenido que reinventar. Pensemos que hoy en día todo lo que ocurre en el mundo real se puede digitalizar: cuando cargamos una página web, cuando hacemos clic en una determinada imagen, pero también cuando revisamos la pulsera que registra nuestra actividad física, o cuando simplemente curioseamos una APP que previamente nos hemos descargado, estamos subiendo muchos datos a la nube. Es tal la cantidad de datos que ya debemos medirlos en petabytes (1015 bytes).
Los datos, en mi opinión, deben servir para dos cosas: para hacer la vida más fácil a las personas y para que las empresas y organizaciones puedan vender más y mejor. Parémonos en esto último. Si trabajamos los datos adecuadamente, ya no estaremos hablando de vender, sino que de lo que estaremos hablando es de simplemente llegar a satisfacer las necesidades y deseos de un usuario, incluso aunque no tenga todavía la necesidad identificada (no sé si ir a la playa o a la montaña, pero lo que parece seguro es que el individuo se va a desplazar). Todo esto, además se puede formular con un índice de confianza determinado, despreciando los niveles que nos parezcan poco adecuados (por ejemplo, la intencionalidad no inferior al 80%). Si este mismo concepto lo aterrizamos desde el prisma de una aseguradora, lo que estaremos viendo es cómo utilizar la tecnología y los datos para hacer que nuestras empresas sean más eficientes. Utilizar modelos de inteligencia artificial, todos ellos basados en datos, permiten descubrir puntos de mejora en la comunicación con el cliente, a través de respuestas ordenadas y secuenciadas, permiten la mejora de procesos a través, por ejemplo del reconocimiento de imágenes para las tele-peritaciones o la introducción de nuevos parámetros con consulta a redes sociales y otras fuentes de datos para categorizar el riesgo futuro de un cliente.
Este y otros factores pone el acento en cómo la tecnología nos permite trabajar en un entorno más dinámico, seguro y eficiente. Hacia allí es por donde todos queremos caminar.
FUENTE: communityofinsurance.com